El congresista republicano George Santos queda en libertad bajo fianza y declara que no piensa dimitir

El congresista republicano por Nueva York George Santos, famoso por la maraña de falsedades que urdió para ser elegido, se ha declarado no culpable de los presuntos delitos por los que este miércoles ha sido detenido y ha quedado en libertad bajo fianza de medio millón de dólares.
Santos ha comparecido ante una jueza federal tras ser imputado por supuesto fraude, lavado de dinero, robo de fondos públicos y falso testimonio, con un total de trece cargos en su contra. En medio de una gran expectación, el legislador se ha declarado no culpable de todas esas acusaciones, según medios presentes en el tribunal de la localidad de Central Islip (Nueva York) en el que ha tenido lugar la sesión.
Santos ha quedado en libertad condicional con una fianza de 500.000 dólares garantizada por tres personas anónimas, y la jueza, Anne Y. Shields, ha decretado que sus movimientos deben limitarse a Nueva York, Washington y lugares entre las dos ciudades. Para viajar a otros puntos, el congresista de 34 años deberá recibir una aprobación previa, según ha decidido la jueza.

Al salir del tribunal entre gritos de “mentiroso”, Santos ha dejado claro que no piensa renunciar a su escaño en el Congreso, algo que tampoco le ha pedido el Partido Republicano hasta el momento, y ha añadido que incluso tiene intención de presentarse a la reelección en los comicios del año próximo.
De hecho, ha agradecido al Partido Republicano “ser paciente”, en referencia a las palabras de sus líderes en Washington de que no le presionarían para dejar el escaño. El congresista hasta tuvo tiempo de tuitear un breve mensaje: “Caza de brujas”. Es la misma expresión que usa el expresidente Donald Trump -de quien Santos se declara admirador- para referirse a los casos judiciales abiertos contra él.
Como suele ser habitual con los republicanos, ha aludido a supuestos delitos cometidos por el entorno de presidente estadounidense, Joe Biden, y se ha quejado de que, a diferencia de su caso, quedan impunes, y ha agregado que aportará pruebas de que las acusaciones contra él no tienen fundamento.
De ser considerado culpable, Santos se enfrenta a una pena de hasta veinte años de cárcel por los cargos más graves.
“Erradicar agresivamente la corrupción”
El Departamento de Justicia le ha señalado este miércoles como sospechoso de “malversar donaciones de sus simpatizantes, obtener de forma fraudulenta subsidios de desempleo y mentir a la Cámara de Representantes”.

El fiscal federal Breon Peace, del Distrito Este de Nueva York, ha afirmado que, con su imputación este miércoles, pretende “erradicar agresivamente la corrupción y el autoengaño de las instituciones públicas, así como hacer que los funcionarios públicos rindan cuentas ante las circunscripciones que los eligieron”.
Peace se ha referido a la “persistente deshonestidad (de Santos) y engaño para ascender por los pasillos del Congreso y enriquecerse”. “Usó las donaciones políticas para llenarse los bolsillos”, ha dicho de forma gráfica, antes de recordar que también se benefició de fondos de desempleo “que debieron ir a los neoyorquinos que perdieron sus empleos en la pandemia”.
Conductas más directamente delictivas
Fue el diario The New York Times el primero que desveló, poco después de la elección de Santos el año pasado, toda la red de falsedades que adornaban su falso currículum, relativas a su familia, su religión, sus estudios o sus aficiones, y el propio Santos llegó a admitir que había “embellecido” algunos de esos detalles.
Sin embargo, el escrutinio al que lo sometieron los medios a partir de entonces reveló conductas más directamente delictivas relacionadas con el uso del dinero y, si bien la sección local del Partido Republicano tomó distancias con Santos de manera solemne, en Washington el partido ha sido mucho menos estricto y no le ha impedido seguir en el escaño.